De pequeño, en la Masia, lloraba porque sus padres estaban lejos. ¿Ha llorado mucho en las últimas semanas?
Lloré el día que me lesioné contra el Villarreal, lloré de rabia e impotencia en el vestuario. Se me venía el mundo encima, pero cuando me dijeron que era lo mínimo, pues me puse a recuperarme para llegar al Mundial, que en algún momento pensé que me lo perdía. Con la victoria en la final también cayó alguna lágrima, pero fue de emoción, de alegría, del esfuerzo a contra reloj.
¿Qué le dice su sombra, el fisioterapeuta Emili Ricart?
(Una sonrisa). Todos están encima de mí, pero él ha sido el que ha cuidado de mi lesión desde el principio. Hace de todo, de fisio, de consejero, para calmarme un poco esas ganas que tengo de empezar. Tengo toda la confianza en él.
El año 2010 fue el de su consagración absoluta.
¿Ah, sí? Vaya, pues yo creía que eso era cada año, ¿no? (risas).
No obstante, el futbolista de Fuentealbilla no se considera ni una estrella ni un jugador mediático, ni tampoco le ocupa ni preocupa. “Estoy contento cómo soy y con lo que hago, y con eso me sobra. A mí lo que me gusta es jugar al fútbol y lo demás no me quita el sueño”.
GRACIAS AL BARCELONA
Llegaste al Barcelona justo cuando Cruyff dejó de ser entrenador. ¿Te creó alguna frustración que el Barça se quedase sin él?
Sinceramente, el primer equipo quedaba muy lejos y yo era un niño. Lo que quería era empezar a entrenarme con mis compañeros y a esa edad, sobre todo, lo que quería era pasármelo bien. El primer equipo sólo era un sueño.
En el año 2000 quedaste libre durante unos días. ¿Tuviste la tentación de marcharte?
Fue un lío administrativo, pero sin mucha importancia. Yo estaba muy bien aquí. Fue una anécdota.
¿Se te planteó la posibilidad de ir cedido?
Nunca se nos planteó la idea. Desde que llegó Rikjaard, confió en mí y en que si trabajaba conseguiría cosas, y ello me dio muchas tranquilidad. Para mí, haber jugado cinco minutos en el Barça significaba mucho más que hacerlo en otro equipo.
Vienes de jugar en la calle. Los niños cada vez juegan menos al fútbol. ¿Eso se traslada al fútbol de ahora y hay menos pillería?
Quizá sí. Me acuerdo cuando iba al colegio y sólo deseaba salir al patio para jugar antes de ir a comer, y comer rápido para ir a jugar. Quizá se ha podido perder por el cambio que ha dado la vida, de tener ordenador y de estar más tranquilo en casa y de no hacer tanto deporte. Lo que sí que ha cambiado en el fútbol es que ahora es más táctico y más ordenado, pero siempre habrá pillería.
Tienes unas vida muy ordenada, ¿verdad?
No salgo mucho. Soy muy tranquilo. Este año, aunque quiera salir, es prácticamente imposible porque tenemos muchos partidos. Pero también es bueno tener tus ratos para desconectar y aislarte del día a día, que te acaba pesando un poco.
¿Qué te parece que se haya instalado en la opinión pública el debate de la vida nocturna de los jugadores del Barça?
Cuando no se habla de fútbol siempre es perjudicial. No es beneficioso. No sé hasta qué punto es bueno o malo. Los futbolistas debemos ser inteligentes y saber lo que tenemos que hacer en cada momento.
Estás matriculado en la Universidad. ¿Qué quieres ser de mayor?
Quiero seguir vinculado al deporte y al fútbol, por ejemplo como preparador físico. También me gusta mucho cuando se habla de táctica.
Tu carácter te hace poco mediático. ¿Esto te está haciendo perder dinero?
No lo veo así. Mi carácter es el que es. Y no me importa no ser mediático. Estoy contento por cómo soy y con lo que hago, y con eso me sobra. A mí lo que me gusta es jugar al fútbol y lo demás no me quita el sueño.
¿En qué demarcación aún no has jugado y te gustaría probar?
Lo he hecho en casi todas. De central mejor no. De ‘9′ no he jugado, pero tenemos muy buena gente aquí.
Llegaste al Barça de ‘4′. ¿Tu evolución acabará siendo que se vea a Iniesta definitivamente como un delantero?
Siempre he jugado en posiciones ofensivas. Es mi principal característica. Es donde más daño puedo hacer. También he jugado de pivote, pero donde mejor me encuentro es jugando de delantero.
Transmites una sensación de que no te ríes en el campo. En el fútbol hay gente que se ríe de los rivales. ¿Un futbolista que se tira al área en busca de un penalti, se ríe del rival y del fútbol?
Es complicado. Esa frase de que el ‘fútbol es para listos’ no coincide conmigo. Las cosas legales son mucho mejores. Pero el fútbol, a lo mejor, sin esas cosas tampoco sería como es ni se hablaría tanto.
El Camp Nou ha coreado tu nombre. ¿Qué se siente?
Cuando me retiré en un partido contra el Almería, por primera vez el campo me aplaudió y coreó mi nombre. Ahí sí que sentí una sensación muy fuerte. Me sentí el más feliz. A uno le gusta que le reconozcan su trabajo.